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Radioembolización

La radioembolización es un procedimiento mínimamente invasivo que combina la embolización y la radioterapia para tratar el cáncer de hígado. Se colocan dentro de los vasos sanguíneos que alimentan el tumor, bolitas diminutas de vidrio o resina que contienen el radioisótopo Itrio I-90. Esto bloquea el suministro de sangre hacia las células cancerosas y entrega una alta dosis de radiación al tumor mientras se evitan los tejidos normales. Puede ayudar a extender las vidas y mejorar la calidad de vida de los pacientes que tienen tumores inoperables.

Su doctor le dirá cómo prepararse y le dará instrucciones con respecto a las comidas y bebidas antes del procedimiento. Hable con su doctor si existe la posibilidad de que esté embarazada o amamantando y coméntele sobre cualquier enfermedad reciente, condición médica, alergias y medicamentos que esté tomando, incluyendo suplementos herbales y aspirina. Se le podría recomendar que deje de tomar aspirina, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAIDs, por sus siglas en inglés) o desespesadores de la sangre por varios días antes de su procedimiento. Deje las joyas en casa y vista ropas holgadas y cómodas. Se le podría pedir que se ponga una bata. Arregle con alguien para que lo lleve a casa luego del procedimiento, y haga planes para restringir su contacto con niños y adultos durante los tres a siete días siguientes al procedimiento.

¿En qué consiste la radioembolización?

La radioembolización es una combinación de radioterapia y un procedimiento llamado embolización para tratar el cáncer de hígado.

La embolización es un tratamiento de invasión mínima en el cual los vasos sanguíneos o malformaciones dentro de los vasos sanguíneos son ocluidas o bloqueadas para prevenir el flujo de la sangre.

La radioterapia consiste en el uso de cierto tipo de energía, llamada radiación ionizante, para matar células cancerosas y encoger tumores. A diferencia de la radioterapia externa (EBT), en la cual haces de rayos X de alta energía generados por una máquina son dirigidos al tumor desde afuera del cuerpo, la radioembolización involucra la colocación de un material radioactivo directamente dentro del cuerpo. Esta forma de tratamiento se llama radioterapia interna.

En la radioembolización, bolitas diminutas de vidrio o resina llamadas microesferas son colocadas dentro de los vasos sanguíneos que alimentan al tumor para bloquear el suministro de sangre a las células cancerosas. Una vez que estas microesferas, que están rellenas con el isótopo radioactivo itrio Y-90, se alojan en el sitio del tumor entregan una dosis alta de radiación al tumor y no a los tejidos normales.

¿Cuáles son algunos de los usos comunes de este procedimiento?

La radioembolización se usa para tratar tumores que inicialmente se formaron en el hígado o que se han diseminado (formado metástasis) hacia el hígado desde otras partes de cuerpo. Es un tratamiento paliativo, lo que significa que no provee una cura, en cambio, ayuda a disminuir el crecimiento de la enfermedad y a aliviar los síntomas. El procedimiento es una opción para los pacientes que no son candidatos para otros tratamientos, incluyendo cirugía y transplante de hígado.

¿Cómo debo prepararme?

Varios días previamente al procedimiento, usted tendrá una consulta de oficina con su radiólogo de intervención que realizará su procedimiento.

Antes del procedimiento, su médico podría mandar a analizar su sangre para evaluar la función renal y determinar si su sangre coagula normalmente.

También le harán un angiograma, entre siete a 10 días antes de su procedimiento, que producirá fotos de los vasos sanguíneos que alimentan el tumor.

Usted necesitará hacer planes para su regreso al hogar luego de su procedimiento debido a que su contacto con niños y adultos podría ser restringido por tres a siete días.

Hable con su médico sobre todos los medicamentos que esté ingiriendo. Liste las alergias, en especial a los anestésicos locales, la anestesia general, o los material de contraste. Su médico le podría indicar que deje de tomar aspirinas, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas en inglés) o anticoagulantes.

Hable con su médico acerca de enfermedades recientes u otros problemas de salud.

Las mujeres siempre deben informar al médico o al tecnólogo si están embarazadas. Los médicos no relizarán muchas de las pruebas durante el embarazo para evitar la exposición del feto a la radiación. Si se necesita hacer una radiografía, el médico tomará precauciones para minimizar la exposición del bebé a la radiación.

Ver la página de Seguridad en Rayos X, Radiología Intervencionista y Procedimientos de Medicina Nuclear para obtener mayor información sobre el embarazo y los rayos X.

Recibirá instrucciones específicas sobre la forma en que debe prepararse, incluyendo cualquier cambio que tuviera que hacer a su cronograma habitual de medicamentos.

Se le dará un sedante antes del procedimiento. Usted recibirá instrucciones específicas sobre que comer y beber antes del procedimiento y necesitará tener un familiar o amigo que lo acompañe y que lo lleve a su hogar después del procedimiento.

El enfermero le dará una bata para usar durante el procedimiento.

¿Cómo es el equipo?

En este procedimiento se usan un equipo de rayos X, un catéter, y microesferas, o esferas diminutas de vidrio rellenas con el radioisótopo itrio-90.

Los procedimientos de radioembolización se realizan típicamente usando guía por rayos X.

Este examen por lo general utiliza una camilla de radiografía, uno o dos tubos de rayos X, y un monitor de video. La fluoroscopia convierte los rayos en imágenes de video. Los médicos la utilizan para observar y guiar procedimientos. La máquina de rayos X y un detector suspendido sobre la camilla de examen producen el video.

Un catéter es un tubo de plástico largo, delgado, considerablemente más pequeño que la punta de un lápiz. Tiene aproximadamente 1/8 de pulgada de diámetro.

Millones de bolitas de vidrio, cantidad equivalente a media cucharadita de té, cada una de las cuales es más pequeña en diámetro que un cabello humano, entregan la radiación ionizante.

Este procedimiento podría utilizar otro equipo, incluyendo una línea intravenosa (IV), una máquina de ultrasonido y aparatos que controlan sus latidos cardíacos y presión arterial.

¿Cómo es el procedimiento?

Usando imágenes de rayos X y un material de contraste para visualizar los vasos sanguíneos, el radiólogo de intervención inserta un catéter a través de la piel dentro de un vaso sanguíneo y lo desplaza hasta el sitio del tratamiento. Las microesferas rellenas con radiación, o bolitas de vidrio, entonces son insertadas a través del catéter y desplazadas hasta los vasos sanguíneos que proveen de sangre al tumor.

Una vez que las microesferas se alojan en el sitio del tumor, administran altas dosis de radiación directamente en las células cancerosas. Las microesferas bloquearán el flujo de sangre al tumor, privando a las células enfermas del oxígeno y los nutrientes necesarios para crecer.

Hay dos vasos sanguíneos principales que llevan sangre al hígado. El tejido de hígado normal recibe alrededor del 75 por ciento de su suministro de sangre de la vena porta y alrededor del 25 por ciento de la arteria hepática y sus ramificaciones. Cuando un tumor crece en el hígado, recibe casi todo su suministro de sangre de la arteria hepática. Debido a que las microesferas radioactivas se envían a través de la arteria hepática, llegan al tumor en forma directa mientras evitan dañar la mayor parte del tejido hepático sano.

La radiación del itrio-90 diminuye continuamente durante un período de dos semanas y desaparece después de los 30 días. Las minúsculas microesferas permanecen en el hígado sin causar ningún problema.

¿Cómo se lleva a cabo el procedimiento?

Los procedimientos de invasión mínima guiados por imágenes como la radioembolización son realizados a menudo por un radiólogo de intervención especialmente entrenado en una sala de radiología de intervención u ocasionalmente en la sala de operaciones.

Un arteriograma inicial, como se describe más abajo, se realizará para visualizar las arterias abdominales superiores. Para ese entonces, las arterias en áreas del estómago y el duodeno que podrían tener bolitas fluyendo dentro de ellas son cerradas con diminutas bobinas de alambre. Al final del procedimiento, una bolita que tiene una sonda médica nuclear es inyectada a través del catéter para simular el tratamiento. Esto permitirá al radiólogo de intervención calcular que cantidad de la dosis de tratamiento puede ir a los pulmones de manera tal que no ocurra daño al pulmón.

Este procedimiento a menudo se realiza en pacientes ambulatorios. Sin embargo, algunos pacientes podrían necesitar internación en el hospital luego del procedimiento. Pregúntele a su médico si lo tendrán que internar.

Su médico podría darle medicamentos para ayudar a evitar náuseas y dolores, y antibióticos para ayudar a evitar infecciones.

El médico o el enfermero lo ubicarán boca arriba.

El médico o el enfermero podría conectarlo a unos monitores que controlan el latido cardíaco, la presión arterial, los niveles de oxígeno, y el pulso.

Un enfermero o un tecnólogo le colocará una línea intravenosa (IV) en una vena de la mano o el brazo para administrarle un sedante. Este procedimiento podría utilizar una sedación moderada. No requiere de un tubo para respirar. Sin embargo, algunos pacientes podrían requerir de anestesia general.

El enfermero esterilizará el área de su cuerpo en la que se insertará el catéter. Esterilizarán y cubrirán esta área con una gasa quirúrgica.

El médico adormecerá el área con un anestésico local. Esto podría quemar o arder brevemente antes de que el área se adormezca.

El médico le hará una pequeña incisión en la piel en el sitio.

Por medio de la guía por imágenes, el médico inserta un catéter por la piel y hacia adentro de la arteria femoral (un extenso vaso sanguíneo de la ingle) y lo guía hasta llegar al sitio de tratamiento.

Una vez que el catéter es posicionado en las ramificaciones de la arteria hepática que están alimentando al tumor, las bolitas diminutas de vidrio o microesferas son inyectadas a través del catéter hasta el sitio. La radiación será liberada de las microesfera alojadas en las vasos sanguíneos, durante los siguientes 10 a 14 días.

Cuando se haya terminado el procedimiento, el médico quitará el catéter y aplicará presión para detener cualquier sangrado. En ciertas ocasiones, su médico podría utilizar un aparato de cerrado para sellar el pequeño agujero en la arteria. Esto le permitirá moverse más rápido. No quedarán puntadas visibles en la piel. El enfermero cubrirá la abertura realizada en la piel con un vendaje.

El médico o el enfermero le quitará la línea intravenosa antes de que vuelva a su casa.

Este procedimiento se completa usualmente en una hora.

¿Qué experimentaré durante y después del procedimiento?

El médico o el enfermero conectará aparatos a su cuerpo para monitorear su rítmo cardíaco y la presión arterial.

Sentirá un pequeño pinchazo cuando el enfermero le inserte la aguja adentro de su vena para la línea intravenosa y cuando le inyecten el anestésico local. La mayor parte de la sensación se sentirá en el sitio de incisión en la piel. El médico adormecerá este área usando un anestésico local. Podría sentir presión cuando el médico le inserta el catéter adentro de la vena o de la arteria. Sin embargo, no sentirá muchas molestias.

Si el procedimiento utiliza sedación, se sentirá relajado, adormecido y cómodo. Es posible que pueda permanecer despierto o no, y eso dependerá de la intensidad del sedante.

Es posible que sienta una ligera presión cuando el médico le inserta el catéter, pero no será una molestia muy grande.

A medida que el material de contraste circule por su organismo, podría sentir calor. Esta sensación desaparecerá rápidamente.

La radioembolización es generalmente indolora; no obstante, algunos pacientes pueden experimentar un dolor breve cuando las microesferas son inyectadas. El dolor que continúa por más de seis u ocho horas usualmente indica que se ha desarrollado una úlcera en el estómago o duodeno del paciente. Estas úlceras pueden ser tratadas como cualquier otra úlcera.

Permanecerá en la sala de recuperación hasta que esté completamente despierto y listo para irse a su hogar.

Unos pocos pacientes experimentan algunos efectos secundarios llamados síndrome de post-embolización, que incluyen náusea, vómito y fiebre. El efecto secundario más común es dolor que ocurre porque se corta el suministro de sangre al área tratada. Éste puede ser controlado fácilmente con medicamentos administrados por boca o en forma intravenosa.

Estos efectos secundarios usualmente desparecen entre los tres y cinco días y pueden ser aliviados con medicamentos. Usted debe informar a su médico si estos síntomas persisten por más de siete a 10 días.

Usted puede experimentar también un poco de fiebre, aletargamiento y fatiga que usualmente duran una semana.

Usted debería poder reanudar actividades normales entre uno a dos días luego del procedimiento.

Durante la semana siguiente a su radioembolización, usted necesitará limitar el contacto con otros mientras la radiación en su cuerpo disminuye. Usted no debe hacer lo siguiente hasta al menos siete días después del procedimiento:

  • dormir en la misma cama con su pareja.
  • usar el transporte público que requiere que usted se siente a lado de otra persona por más de dos horas.
  • acercarse a niños o mujeres embarazadas.

La radioembolización podría ser realizada en dos tratamientos separados si hay tumores a ambos lados del hígado. Exploraciones por TAC o RMN podrían realizarse cada tres meses luego del tratamiento para determinar el tamaño del tumor tratado.

¿Quién interpreta los resultados y cómo los obtengo?

Una vez completado el procedimiento, el radiólogo de intervención le informará si el procedimiento ha sido un éxito.

Su radiólogo de intervención podría recomendar una visita de seguimiento.

Esta visita podría incluir un examen físico, exámenes por imágenes y análisis de sangre. Durante la visita de seguimiento, hable con su médico si ha notado cualquier efecto secundario o cambio.

¿Cuáles son los beneficios y los riesgos?

Beneficios

  • En pacientes con tumores inoperables, la radioembolización puede extender vidas desde meses hasta años y mejorar la calidad de vida. En algunos casos, podría permitir otras opciones más curativas como la cirugía y el transplante de hígado.
  • La radioembolización produce menos efectos secundarios comparada con la radioterapia estándar.
  • No es necesario hacer una incisión quirúrgica: sólo un pequeño corte en la piel que no necesita suturas.
  • Se le administra al tumor una dosis de radiación más alta durante la radioembolización que durante la radioterapia externa estándar.

Riesgos

  • Cualquier procedimiento que penetre la piel conlleva un riesgo de infección. La posibilidad de necesitar un tratamiento con antibióticos ocurre en menos de uno de cada 1.000 pacientes.
  • Existe un muy bajo riesgo de reacción alérgica cuando en el procedimiento se utiliza una inyección de material de contraste.
  • Cualquier procedimiento que coloca un catéter en un vaso sanguíneo conlleva ciertos riesgos. Los mismos incluyen daño al vaso sanguíneo, hematoma o sangradura en el sitio donde se coloca la aguja, e infección. El médico tomará precauciones para mitigar estos riesgos.
  • Existe el riesgo de que las microesferas se alojen en un lugar erróneo, poniendo al paciente en riesgo de úlcera en el estómago o duodeno. Esto sucede en aproximadamente el dos por ciento de los pacientes.
  • Existe el riesgo de infección después de la radioembolización, incluso si se ha administrado un antibiótico.
  • Debido a que la angiografía es parte del procedimiento, existe el riesgo de una reacción alérgica al material de contraste.

¿Cuáles son las limitaciones de la radioembolización?

La radioembolización no se recomienda en los casos donde existe una disfunción severa del hígado o los riñones, coagulación de la sangre anormal o un bloqueo de los ductos biliares. En algunos casos—a pesar de la disfunción hepática—la radioembolización puede ser hecha en pequeñas cantidades y en varios procedimientos para probar y reducir al mínimo los efectos en el hígado normal.

La radioembolización es un tratamiento, no una cura. Aproximadamente entre el 70 al 95 por ciento de los pacientes experimentarán mejoramiento del hígado y, dependiendo del tipo de cáncer de hígado, la radioembolización puede mejorar las tasas de sobrevida. Varios estudios muestran que hasta un 95 por ciento de los pacientes con metástasis colorectales (tumores que se han diseminado) y hasta un 97 por ciento de los pacientes con tumores neuroendócrinos se benefician con la radioembolización.

Esta página fue repasada en 2019-01-30

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La radióloga y la consulta con el paciente. Ver ampliación y subtítulo

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